Historias de San Luis: Cototo
Por Nino Romero.
No conozco a nadie con ese sobrenombre salvo Edgar Atilio Palacio.
Jamás supe el porqué del mismo, pero era de su patrimonio exclusivo.
Para todos o casi todos era “Cototo” Palacio. No Edgar Atilio.
El gran profesor de danzas folklóricas que se dio cuenta siendo muy niño en la escuela unipersonal de Cañada de Vilán del departamento Belgrano que ese era su destino.
Allí comenzó a bailar de la mano de su madre, que era la maestra de la escuela.
Y encontró la magia que necesitaba para vivir.
Cototo. Un formador de cientos de profesores que después hicieron su propio camino.
El comienzo de muchos fue la Escuela de Arte San Luis que comenzó sus actividades en 1948.
Sus directores: Edgar Atilio Palacio en danzas folklóricas y María Elena Hissa de Palacio en música.
María Elena era no solo su compañera de la vida, sino de la enseñanza.
La Escuela de Arte San Luis tomó luego el nombre de Escuela de Danzas y Ciencias del Folklore.
Y dentro de este mundo también funcionaba el conservatorio “Federico Chopin” en dónde se aprendía música y fundamentalmente piano.
Una confesión personal: siendo niño aprendí a bailar algunas danzas en la escuela de Cototo. Y también bailé en algunos actos. Fui su alumno.
Y ese grato recuerdo de niño se transformó en una fantástica relación cuando comencé a trabajar en los medios de comunicación, dónde fui convocado a conducir como maestro de ceremonias en varios de sus actos.
Docente de alma en muchos establecimientos además de su Escuela.
También Cototo y Alicia fueron Directores del Ballet Oficial de la Provincia en 1968.
La solidaridad estuvo siempre presente en sus actitudes de vida.
Por ejemplo, integró un grupo que se dedicó a organizar fiestas y ventas especiales para poder construir la capilla del colegio Don Bosco.
Eso como una pequeña muestra de su actitud de vida.
Fue, es y será siempre en el recuerdo un verdadero “hacedor de la cultura”.
Tuvo una activa vida social e institucional en muchos lugares.
Por ejemplo, integrante y presidente del primer Rotary Club que hubo en San Luis.
Desde su cargo de gerente de Aerolíneas Argentinas ayudó a muchas personas que necesitaban una mano de urgencia para subir a un avión por razones de salud o familiares y era la única manera de llegar a tiempo.
Siempre impecable, elegante, pulcro, distinguido.
Cototo y Alicia tuvieron un hijo que siguió y sigue el camino del arte con nombre propio: Marcelo Palacio Hissa.
Él me definió así a su padre: “Era un hombre muy feliz con ganas de disfrutar la vida”.
Y realmente así fue. Cototo Palacio. Siempre en el buen recuerdo.